Emily Rose, hija de una familia estable, unida y católica, deja el protegido ambiente de su hogar rural para ir a la universidad sin la menor sospecha de lo que le espera. Una noche, sola en su dormitorio, sufre la primera "alucinación" y pérdida de conocimiento, puesto que los ataques son cada vez más frecuentes, intensos e inexplicables, soportando atroces convulsiones que le dejan el cuerpo deformado y débil. Un neurólogo le diagnostica epilepsia; sin embargo, la medicación que le receta resulta ser ineficaz. Los síntomas que padece empeoran y un segundo diagnóstico, realizado por un psicólogo, afirma que Emily no sólo es epiléptica, sino también psicótica.
Emily, católica devota, decide someterse a un exorcismo dirigido por el cura de su parroquia, el padre Richard Moore con la anuencia de sus padres. Tras una larga y profunda meditación, el Padre Moore acepta realizar un exorcismo, algo que nunca ha hecho. Emily y el Padre Moore depositan toda su confianza en su religión, que ofrece una interpretación de la enfermedad de que los demonios se han apoderado de la mente y cuerpo de Emily y son la causa de su implacable tormento.
A pesar de los heroicos esfuerzos del Padre Moore, Emily muere durante el exorcismo y, como consecuencia de esto, acusan al sacerdote de homicidio negligente por no conseguir asistencia médica, por lo que lo detienen y lo encarcelan.
Erin Bruner una excelente abogada defensora que había ganado casos injustos de incluso asesinos, acepta de mala gana representar al Padre Moore a cambio de un contrato donde fuera socia del bufete de abogados para el que trabajaba.
El juicio consiguiente enfrenta razón y ciencia con creencias espirituales y fe, y narra lo que le acontece a Emily durante la degeneración vertiginosa de su enfermedad, al tiempo que ofrece las interpretaciones de las dos partes en desacuerdo.
A la abogada en el transcurso del juicio le sucede que en las noches se le para el reloj a las 3 de la mañana, el posible demonio o demonios andan rondando por su piso para evitar que ayude al padre Moore, así como que matan a su principal testigo que es un médico el cual presenció el acto de exorcismo.
A medida que el juicio avanza, el fiscal que es religioso gana más terreno para que el Padre Moore sea acusado pero al padre Moore no le importa seguir en la cárcel sino que conozcan los hechos, espeluznantes e inexplicables, el tema del exorcismo, la iglesia que no está digamos que muy de acuerdo por lo que es ahí donde el papel del fiscal ataca y es mordaz y que la gente se cuestione qué es lo que piensa sobre el mal, qué es lo que piensa sobre lo demoníaco. Al realizar ese tipo de preguntas, inevitablemente, acabas preguntándote a ti mismo lo que piensas sobre Dios, lo que piensas sobre la moralidad, y lo que piensas sobre la naturaleza de la memoria y de la verdad”.
Al final el jurado determina culpable al padre Moore por el delito de homicidio negligente condenándolo a diez años de prisión aunque después sugieren a la juez dar por concluida su condena y la juez acepta y se deja libre al padre Moore.
miércoles, 27 de febrero de 2008
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